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12 septiembre 2013 4 12 /09 /septiembre /2013 14:45

Cierra los ojos.... voy a besarte.

Dejate de tonterías, ¿no ves que se van a quemar las croquetas?..... venga, niña, cierra los ojos y piensa un deseo........estate quieto, que te doy con la cuchara de palo..... venga mamá que papá te va a dar un beso como en las peliculas, mamaaaa,mamaaaaaaaa, un besooooooooooooo, un besoooooo....mamaaaa, mamaaaaaaa....

 

Las croquetas....se quemaron, menuda risa, no pudimos comernos ni una, pero los chicos se rieron de lo lindo, mientras trataba de abrazarla, haciéndole cosquillas, que más que reir la ponían aún más de los nervios. Ella y la Cuchara de Palo.

¿Las patatas? ....sí, también se quemaron, en la otra sartén, envidiosas de nuestras risas y juegos, así que tuvimos que tirar de barra de fuet y foi-grás, aquel paté de Louriño que tantos bocadillos llenaron nuestras tardes.

 

El verano se estaba marchando, la hierba del jardín jugaba al escondite con las hojas de nuestras Moreras, amarillas por la edad, aunque siempre bellas, sobre el suelo y rodeando preciosas manchas de margaritas, amarillas, blancas, como las blancas piedras, que jalonaban la piscina, coqueta, serena, con sus aguas quietas....con su banquito de madera vieja, rescatado de la basura, lijado y barnizado, como en las viejas leyendas.

Sentados en nuestro banco sagrado, contamos tántas estrellas, en nuestras noches de verano, con mi brazo por toquilla y en mi pecho su melena.

 

No quiero dejarte nunca, le dije una noche de Luna Llena, bajo la luz de la Gran Luz que nos acariciaba y la hacía aún mas bella. Quiero caminar a tu lado, hasta el final de La Vereda, siempre habrá Noches con Estrellas para encender en tu mesilla una de ellas. 

 

......

 

Cierra los ojos ....  por qué no de nuevo? .... ¿sabes una cosa .... algo que debí decirte hace tiempo?.  

 

....Corrían los niños por el jardín y detrás de ellos nuestra Perra, las flores brotaron en cada rincón nuestro, nuestra tierra, nuestro barro. Y crecieron los niños, las voces les fueron cambiando, siempre dulces escucharlas juntos, a tu lado, las primaveras se sucedieron y tras ellas los Veranos. Un invierno junto a tí, en nuestro saloncito soñado, los chicos hacían los deberes mientras yo calentaba tus pies congelados.

Dormía nuestra Perra, sobre la alfombra de paño, serena sonaba aquella música siempre de nuestro programa de radio, a veces pintaba una lámina, a veces un libro entre tus manos.

Créeme, he sido Feliz, feliz a tu lado.

 

.......

 

Cierra los ojos, mi Vida.....y duerme, no estoy cansado, trato de esconderme en La Noche para arrancarle las palabras a este Corazón arrugado. ¿sabes una cosa? algo que debí decirte hace tiempo?....me cuesta tanto decir Te Quiero y sin embargo .... sin embargo lo tengo en mis labios.... un sencillo te quiero siempre  en mis manos, cuando con la llema de mis dedos puedo leer en tu piel o dibujarla palmo a palmo.

 

El Verano se estaba marchando, de nuevo, una vez más....aquel palito de hiedra que plantamos con los niños, en el seco muro de aquel rincón, sigue creciendo poquito a poco, cubriendo la pared, nuestra pared arropando.

 

Hemos tenido tánto entre nuestras manos, no me refiero al dinero, sabes que nunca me ha importado, puedo decirte con el corazón que nunca nada me ha faltado, comimos lo que había, reímos, cantamos, también lloramos, vimos crecer a nuestros hijos en el paraíso que juntos soñamos. Fueron muchas tardes de compartirlo todo, yo para tí, tu para mi, éramos los dos. Créeme, fué bonito sentirte siempre a mi lado.

 

Llegando viene el otoño, pero no quisiera hablarte en pasado, nos queda toda Una Vida por delante, ¿nos vamos?

 

Cerrados los ojos, quisiera besarte, duermes, voy a besarte cada noche, mañana, pasado........ voy a abrir un poquito la cortina, soy como un rayito de Luna que llega hasta tí y te besa....cierra los ojos, mi Niña, duermo a tu lado, mi Pequeña Princesa.

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12 septiembre 2013 4 12 /09 /septiembre /2013 14:38

Sabes que fue el Viento el único culpable….

de tanto olvido

 

Aquellas Rosas Rojas que alegraban en mi vida

perdieron uno a uno cada pétalo

en aquella tormenta

Tormenta de mi Amor.

 

Quedaron tan solas,

desnudada el alma mía

al abrazo, al abraso de otro sol….

 

¿Sabes?

sabes que el Viento fue el único culpable

de tanto olvido…..

Es El, cobarde el que me lleva

en cada silencio

tu recuerdo en mi dolor.

 

Sabes que el Viento, ya sabes…..

es el culpable

al traerme tu perfume, de tu cuerpo, de tu olor,

Embriagada, puedo sentirte,tan, tan cerca….

y sin embargo, lejos, muy lejos de ti hoy estoy.

 

En las noches, perdida entre mis sueños

Puedo sentirte dentro, muy dentro

Como si estuvieras de nuevo aquí a mi lado

Arropándome en tu calor.

 

 

El calor de tu cuerpo soñado

De tu abrazo el pulso de mi corazón

El respirar de tus besos en mis labios

El palpitar de mi pecho al sentir tu voz.

 

La caricia firme de tus manos

Recorriendo cada esquina, cada rincón de mi ser

Esos besos de amor tatuados

Con la tinta del Amor, de tu amor sobre mi piel

 

Porque….¿sabes?.....

 

El Viento fue el único culpable

De tanto, de tanto Olvido….

 

Se fue el Viento, quedó la Brisa

Que enreda libre, libre entre mi pelo,

te mece como palabra de mi amor, tu sonrisa,

en mis versos,acunada tu presencia, bendita en mi voz.

 

Quedó la Brisa, ¿sabes?....

aquella suave Brisa,

Ella me lleva a dormir junto a ti…..

Una noche más….

Abrazada a tu recuerdo. Hoy.

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12 septiembre 2013 4 12 /09 /septiembre /2013 14:30

DOMINO-400.jpg

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8 mayo 2013 3 08 /05 /mayo /2013 16:58

TITANES-5-jpg

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8 mayo 2013 3 08 /05 /mayo /2013 16:56

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8 mayo 2013 3 08 /05 /mayo /2013 16:20

Sabes que fue el Viento el único culpable….

de tanto olvido

Aquellas Rosas Rojas que alegraban en mi vida

perdieron uno a uno cada pétalo

en aquella tormenta Tormenta de mi Amor.

Quedaron tan solas,

desnudada el alma mía al abrazo, al abraso de otro sol….

 

¿Sabes?

sabes que el Viento fue el único culpable

de tanto olvido…..

Es El, cobarde el que me lleva en cada silencio

tu recuerdo en mi dolor.

Sabes que el Viento, ya sabes…..

es el culpable

al traerme tu perfume, de tu cuerpo, de tu olor,

 

Embriagada, puedo sentirte, tan, tan cerca….

y sin embargo, lejos, muy lejos de ti hoy estoy.

 

En las noches, perdida entre mis sueños

Puedo sentirte dentro, muy dentro

Como si estuvieras de nuevo aquí a mi lado

Arropándome en tu calor.

 

El calor de tu cuerpo soñado

De tu abrazo el pulso de mi corazón

El respirar de tus besos en mis labios

El palpitar de mi pecho al sentir tu voz.

 

La caricia firme de tus manos

Recorriendo cada esquina, cada rincón

de mi ser Esos besos de amor tatuados

Con la tinta del Amor, de tu amor

sobre mi piel Porque….¿sabes?.....

El Viento fue el único culpable

De tanto, de tanto Olvido….

 

Se fue el Viento, quedó la Brisa

Que enreda libre, libre entre mi pelo,

te mece como palabra de mi amor,

tu sonrisa, en mis versos,

acunada tu presencia,bendita en mi voz.

 

Quedó la Brisa, ¿sabes?....

aquella suave Brisa,

Ella me lleva a dormir junto a ti…..

Una noche más….

Abrazada a tu recuerdo. Hoy.

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3 diciembre 2012 1 03 /12 /diciembre /2012 00:22

Me sorprendió el invierno en una de esas tardes cualquiera en las que me dejaba llevar dócilmente por el tiempo.

 

Sabes muy bien que nunca quise enyugarme bajo el reloj y el calendario y que nunca me gustaron las bufandas.Siempre las sentí como meras tenazas alrededor de mi cuello y aún no era tan tarde, porque mi pelo, en cada despertar, en cada mañana, aún seguía danzando libre con el susurro del viento.

Simplemente.... fuí consciente de aquel singular otoño, que había llenado todas mis tardes de una melancolía placeba, grises tardes de niebla y a veces frío, que poco a poco iban tiñendo de escarcha, sí, a veces frío, frío sobre mis sienes y hmis fuerzas.

 

Pudo ser, tal vez, que me acostumbrara a tantos amaneceres juntos, yendo al camino, el tuyo y el mío, que de tanto pisar suavizase la roca, hermanados el pie y el charco, cantata hermosa canción, las hojas yermas bajo el aria de nuestros pasos. Porque roca y polvo son lo mismo, de un mismo vientre eternamente paridos, la roca amanecerá algún dia desecha en polvo y este a su vez en roca con los siglos de los siglos. Como tú y yo, arrastrados juntos algún día por el viento, eternamente juntos.

 

No me despertó ninguna alondra, abrí de golpe los ojos en despertar sobresalto. Aquella canción de frío invierno, llenó mi vida de minutos, de prisas y de sueños sin resolver, milimetrando cada espacio de mi vida con la premura del que sabe próximo el cadalso, aunque aún ni reo ni juzgado.

 

Nieva.....sobre mis pasos, por delante, aún por vivir. Nieva.... más es un frío que gélido congela de muerte los sueños. Nieva, como un invierno remate, que certero descuenta una vida, implacable hielo que se lleva el calor, sin importarle ser menos aún que cero. Un invierno plagado de muerte, de soledad y tristeza, de frío y de árboles muertos, de  días cortos y largas noches de crudo invierno.

 

Siento su voz, sueño mas aún despierto. Son las piedras de la Torre, redondeadas aristas de tiempo, las que me hablan en silencio, cuando me llevan mis pasos por La Calle del Recuerdo.... junto a nuestra ventana, plagado dintel de macetas de sencillo barro, otrora pariente de colores y aromas de primavera, atardecer hoy pardusco retazo de esquejes y enredaderas muertas, que por parecer parecen  incrédulas promesas, esperanza de vida para el más allá, para el más allá de los días de espera. Los árboles....escuálidos compañeros de viaje, desnudada el alma de sus cálidos verdes ropajes, esquelética realidad donde se graban dia a dia realidades de bellezas muertas, todo yace, salvo la danza de la lluvia que tamborilea sobre los tejados, sobre los cuerpos y las almas, sobre las hojas en las aceras.

 

Nunca me gustaron los paraguas. Dulce es la pasión del agua de lluvia empapando mi pelo, nunca puse un techo para mis sueños, ni una barrera para que mis ojos volaran a través del cielo. Paseando por el Pueblo, donde aún no es ciudad, donde las callejas y el olor a leña, humo y fuego, puedo sentir la soledad, la soledad de los inviernos. Llegando mis pasos a La Fuente, el sol se estaba muriendo, entré descalzo en el parque, descalzo de ilusión, perdidos los sueños.

 

Roto recuerdo el reloj, las estrellas se encendieron sentando en el banco, puedo decirte que sentí frío, desde aquel invierno que me hacía tanto daño. 

Entonces apareciste, con tu bolsa bajo el brazo, pesada carga de trabajo que de mi te apartaba tanto rato. Se encendió la primavera un momento, cuando te besaron mis labios, traías las manitas heladas y las escondí entre mis brazos. Nos fuimos despacio despacio, por la cuesta calle abajo, mi brazo rodeaba tus hombros, me contabas cosas del trabajo, música cantarina tu voz tanto tiempo diario robado. 

Iríamos a por los chicos, compraste el pan? de nuevo lo has olvidado....caminando por aquel camino de aquel invierno tan largo, comencé a pensar en mis flores, seguro que no se habrían congelado, caminando junto atí, esperaré a la primavera, un año más, una año más de Tí enamorado.

 

Es sólo un invierno más, calentito, sencillamente feliz, junto a tu lado.

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4 noviembre 2012 7 04 /11 /noviembre /2012 20:40

Te creces con la lluvia….

Lleva toda la mañana lloviendo, no ha parado ni un momento de llover. El terreno de juego aguanta, aunque algún charco se ha formado en el centro del campo, es lógico al ser la zona mas pisada, pero bueno, ya nos apañaremos para atacar por las bandas.

El campo es bastante reducido y estrecho, detalles en contra nuestra, que jugamos tocando y desplazando el balón en largo. Ellos seguramente jugarán muy juntos y tirarán a puerta enseguida y desde cualquier lado.

Saludo a mis compañeros, Javi, Míguel, Gonzalo, Iker….. que poco a poco van llegando. Todos opinan lo mismo: será un campo complicado….pero ganaremos, seguro.

Risas, bromas, buen rollito, en un ambiente de simpatía y optimismo, hay que mantener bien alto el nivel, estamos seguros de nosotros mismos, por eso somos los líderes del grupo, somos el Leganés.

Los adversarios también van llegando. Siempre nos parece lo mismo, oooootra vez los mismos comentarios: “son gigantes, tienen barba y bigote, menudas patas llenas de pelos”….y siempre el mismo autoconvencimiento “les vamos a ganar de todas formas, se pongan como se pongan”…

.

Entramos en el vestuario, el Míster impone concentración: “venga vamos a lo que vamos”….reparto de equipaciones: “Angel….el nueve”….”bueno, ya sabeis que este equipo juega bastante duro….” enlaza una vez más nuestro entrenador, mientras, en una ceremonia tantas veces repetida, comenzamos a vestirnos: pantalón, espinilleras, medias, camiseta, algunos se dedican aferradamente a vendar algún tobillo maltrecho de anteriores partidos, otros se untan los gemelos con cremas o sprays que aturden a medio vestuario…..

“Van a tratar de meternos en medio campo y maniatar a nuestros medio-centros,,, Kuba, ya sabes, tocas y sales, tocas y sales….Miguel….ningún balón comprometido, si ves problemas saca a las bandas, siempre a las bandas….Gabri, enganchas con el ataque, recepción y balón a las flechas, a espaldas de los centrales….Angel….¡dos toques y gol, recibir y marcar….importante hacer gol pronto….ellos adelantarán las líneas y entonces les tumbamos….”

Mientras me sujeto fuerte los cordones de mis botas, me viene a la mente de improviso aquel primer equipo de prebenjamín, el Rosario, con mi padre haciendo las veces de entrenador….¡han pasado unos cuantos años….¡media vida!, aunque a mis catorce años no se pueda decir que media vida sea mucho tiempo.

“Ya sabeis: tocamos y nos vamos, tocamos y nos vamos…..no quiero tres toques seguidos si no es para hacer gol….apoyos constantes en corto y diagonales al fondo del campo y siempre acabando jugada, preferiblemente en Gol”….

Salimos a calentar, sigue lloviendo, ¡vaya mierda de sábado! Aunque a mí no me importa, me siento cómodo con el frío y la lluvia. Mi padre me suele decir que con el agua me crezco cuando los demás se arrugan.

Volvemos a vestuarios, el partido está a punto de comenzar, el corazón me late más deprisa, puedo sentirlo en mis rodillas que no paran de moverse inquietas, sentados en el banquillo de vestuarios y escuchando concentrados las últimas instrucciones del Míster. Los pies no pueden parar, unos se atusan repetidamente, una y otra vez el pelo, otros parece que rezaran, ojos inquietos, miradas que se cruzan….”ya sabes donde estoy….en largo, siempre en largo”.

Dos palmadas, fuerte rompen el aire….”¡venga, chavales, vamos a por ellos!”. Nos abrazamos, brazos que arropan, que apretan con fuerza, nos conjuramos para el combate, con fortaleza, con determinación, con coraje: “venga, venga, venga, vamos a por el partido…UN, DOS, TRES….LEGANES” y saltamos al campo…..

…….

El balón en el centro….el árbitro no me gusta, ya nos pitó en otra ocasión. Busco con la mirada, de nuevo, a la pareja de centrales contrarios: “mira a sus piernas, pregúntales como son, atácales a su punto débil, a su pierna de apoyo, entra siempre por ese lado”….

Llueve, soy una máquina de vapor, tengo que subir la presión: salto sobre el terreno, esprinto, paro, vuelvo a esprintar…. miro a mis compañeros…. comienza el partido.

………

“Nueve, te voy a romper las piernas” oigo a mi espalda. Le miro y me río….

Llueve, llueve y llueve, caí de nuevo, me recupero y vuelvo a levantarme, me volvieron a cazar, me duelen los huesos, el árbitro pitó la falta. Me incorporo rápido, el corazón se lanza, el partido está complicado, próximo a acabar y seguimos a cero.

Hoy no quiere entrar nada y encima ellos se han crecido y vuelven a atacarnos.

Juego al límite, entrando y saliendo del fuera de juego, la lluvia empapa mi pelo, en las botas tengo peces, la camiseta se pega al cuerpo, tanto que parece mi piel,  se levanta el viento de cara, mientras trato de escorarme hacia la banda para abrir hueco para el centro. “Nueve, te voy a romper las piernas”….”que síiiii, le contesto, que te vayas cansino”…….

La lleva Julen, se forma el jaleo de nuevo en medio campo nuestro, otra melé, así no vamos a ningún lado, cuando….de improviso….sale por un hueco….con el balón controlado….levanta la cabeza….vé mi desmarque….mete el balón por una rendija a la espalda del central….arranco como loco, soy una máquina de vapor….soy una locomotora “mas carbón, más carbón”….engancho el balón, recibo una tarascada por detrás, me voy por piernas del central que se me cuelga de un hombro y cae, me sale el portero con los brazos arriba….¿con los brazos arriba?- se detiene el tiempo ¡se detiene el tiempo!, en una décima de segundo pienso “los brazos arriba como un portero de futbol-sala” y rectifico, le iba a tirar por arriba pero….recorto por la izquierda, los dejo a los dos tumbados….encaro puerta, ¡gatillaaaazoooo!....GOOOOOOOL, corro, corro, corro, mis compañeros tratan de derribarme, corro, corro, no sé que hago, grito, canto, chillo, salto…pero ¿dónde estás?....te busco con la mirada, no te encuentro en la banda, donde siempre…..mis compañeros tratan de tumbarme, una y otra vez….GOOOOOOLLLLL….ALLÍ, ALLÍ  estás ALLI……

¡Papá….Papá”…..GOOOOL ….. y me abrazas….mi sudor, nuestra lluvia, tu felicidad es la mía, tantas veces juntos….Me abrazas fuerte, fuerte, mientras me dices al oído: “pedazo-cabrón….te creces con la lluvia….te creces con la lluvia”

A mi hijo Angel, que tras 8 años de FUTBOL juntos en todos y cada uno de los partidos, por fín, por fiiiiiiiiin,  se acordó de dedicarme un GOL ¡qué gran GOL!

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17 agosto 2012 5 17 /08 /agosto /2012 21:23

ELIOS o EL TATUAJE DE ANTHRAX

Por Angel Busto Maneiro.

 

Capítulo primero: 

 

Has abierto el libro, puedo sentirlo, es como si la luz de esa lámpara acariciara mi piel, las páginas. ¿Sabes? He esperado mucho tiempo....a que llegaras, porque mi vida no entiende ya la espera, encerrado entre estas tapas.

Mi nombre es Roberto, Roberto Elios, Elios sin hache. Todo el mundo escribía mal mi nombre, ya ves, tan sólo una simple hache, insignificante, muda, inútil como la suerte de un moribundo, una hache que cambió mi vida, mi destino. Elios, Roberto Elios, reposante en paz entre tus dedos.

 

¿Puedes, puedes leerme? Siento tu respiración sobre las palabras de mi vida, estoy aquí, esperándote en el Tiempo, para que puedas comprenderme, para que seas capaz de odiarme, odiarme sí, pues quizás, si el destino se ha cumplido, seré el estandarte de tu propia muerte. Mas no temas, no me abandones hasta el final, tengo mucho que contarte, ¡todo!, ahora que por fín me has hallado, ahora que por fin te he encontrado.

 

 

 


 

Capítulo dos.

 

Roberto, Roberto Elios, sin hache, trabajo en la limpieza de fuentes de esta pequeña ciudad en donde me ha tocado vivir. No es un trabajo duro, pero me da lo suficiente para pagar el alquiler del apartamento, salir alguna noche a embriagar el alma, pagar el recibo de la luz y a veces, el gas de la calefacción. No hay nada en mi vida, tan solo cansancio.

 

Vivo sólo.... desde que murió Alicia no quiero a nadie conmigo. ¿me sigues leyendo, verdad? estoy convencido, debes andar con cuidado, pues pronto cambiaré de tiempo y posiblemente de escenario. No dejes el libro y si lo haces, no olvides nunca donde me aparcaste. 

 

Aparcada mi vida, como aquel maldito coche en la cuneta. Destrozada mi vida y Ella entre mis brazos. ¡La quería con toda mi alma! maldita seas mil veces, sabes que yo no tuve la culpa. Ella lo era todo para mí .... Ella era todo .... Ella era... Yo.

 

Se fué. Se fué para siempre... y con Ella todos mis amaneceres. 

Como una de mis fuentes en un anochecer de enero, mi vida se quedó atascada, congelada, sin sentido.

Desde entonces siempre fue invierno para mi vida. ¿sabes?

Fue bastante jodido vivir sin Ella, porque simplemente Ella lo fue todo, nada queda para el que nada espera, aunque a veces El Destino juega con las vidas como el viento arremolina sin sentido con las hojas en el parque.

 

Corre, corre, libre como el Rio....

que acaricia la roca sin parar....

la va convirtiendo en arena, arena fina....

acunándola suavemente la lleva,

La lleva siempre hasta El Mar.

 

Alicia 1976-2004.

 

 

 

 

 


 

Capitulo tercero:

 

Sentí en  la espalda la mañana, arisca como mis adentros, hielo en el pavimento, sol de invierno.

Ladraban los perros por algo que no supe entender, quizás el camión de la basura atascado entre dos coches en doble fila y las bocinas sonando, los niños que acudían al colegio arrastrados por aquellas siempre apresuradas madres que llegaban como siempre tarde. El autobús del Corte Inglés, esperando una vez mas a la rubia de bote, que en un postrero esprint hacía bailar sus pechos, alternos, bajo la mirada expectante y complacida del vendedor de periódicos.

Una mañana más, siempre lo mismo, la misma fuente, el mismo problema, la misma bomba que se gripaba, mi dolor de cadera. Antonio.

 

 

Antonio era su nombre, o quizás Genk, nunca se lo pregunté, había venido desde Rusia o quizás Polonia, había sido mi compañero habitual de trabajo desde que ocurrió lo de Alicia, o quizás antes, no lo sé, dios los da y ellos se juntan decían los del puesto. Era un buen tipo, nunca supe si tenia familia, mujer o hijos, nunca quiso hablar de ello, creo que llegó aquí huyendo, quizás de su propia vida. Sí .... éramos muy similares, nuestro pacto consistía en hablar poco, muy poco.... tán sólo de trabajo, intentando no escarbar en la herida uno del otro.

 

"Elios, pásame la grifa" cerrando aquel tubo de mierda que se fugaba una y mil veces.... óxido y barro, siempre el mismo problema, algo me hizo sonreir sin prestar atención, óxido y barro, igual que mi alma....."vámonos a almorzar, BOBI, ¿vienes al bar?.....

Nunca me gustó que me llamara BOBI, sólo ELLA me llamaba así…. Mis cejas se cerraron aunque él continuó imperturbale: “ahí te quedas, puedo oler el choriso frrrito desde aquí….entonses ¿no vienes?....nos vemos a las imedia en la esquina de la ONSE”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Capítulo cuatro:

 

Una destartalada furgoneta salpicó los charcos al pasar junto a mí, entonces caí en la cuenta: me había quedado sólo, a veces me pasaba, me quedaba absorto, pegado, pillado mirando algo, sin pensar en nada. Mi vida en stand-by.

Por el Paseo de la Estación bajé despacio, pidiendo permiso un pie al otro, no había ninguna prisa. Nunca almorzaba a media mañana, había acostumbrado a mi estómago a esperar hasta salir de trabajar, así que paseé por aquel recorrido que tantas veces hice con Ella.

El sol y las nubes, como jugando al escondite, mientras un ligero vientecillo me recordaba que Enero podría ser inmisericordie con los incautos.

Llegado a la estación, busqué el banco. Allí estaba, como siempre, esperándome en el tiempo. El cercanías de “idiez” hizo su entrada en la estación. Poca gente, ni jóvenes ni currantes, las horas-punta eran otra cosa, aluviones de gente de todos los usos y colores, pero a media mañana, como ahora, hasta las palomas osaban acercarse hasta el borde mismo del andén, mientras un gato perezoso sin color definido rebuscaba entre la basura acumulada en torno a la papelera del rincón.

Miré hacia el fondo, Camino de San martín, con sus olivos y sus manchas de pino. Me descansaba la vista, podría estar mirando absorto toda la mañana sin sentir pasar el tiempo, pero el nuevo tren, esta vez “eldemadríz” me incorporó mecánicamente. No sé para qué tanta prisa, al final tendré que esperar a Antonio, como siempre.

 

El cielo se había cerrado, comenzaba a chispear cuatro gotas de lluvia, pero aquel color oscuro de las nubes y sobre todo lo compacto que se estaban agrupando me instaron a apretar el paso, convencido que comenzaría a llover “en serio” antes de alcanzar la furgoneta, aparcada junto a la fuente.

 

Una pequeña carrera y alcancé la puerta, como siempre las llaves estaban en el bolsillo equivocado, abrí y saqué el chaquetón, aquella parka amarilla y con bandas reflectantes que de tantos aguaceros me había defendido.

Llovía en condiciones, esto vendría bien para desatrancar el alcantarillado, pero a mi me estaba jodiendo de lo lindo, pero ya se sabe, jajaja, nunca llueve a gusto de todos.

ONCE y media, pasados diez minutos, claro, como siempre. Antonio no había aparecido, a ciencia cierta podría decir que nunca había llegado justo a su hora, pero yo noera nadie para pedir explicaciones, a fin de cuentas, él era el oficial y yo el currito.

Los coches pasaban rodeando aquella rotonda, tan inútil como innecesaria, cuya simple y única misión era la de cobijar una fuente ornamental, aquella fuente que me reclamaba inexorablemente al menos un día por semana.

 

Apenas pude darme cuenta, el camión del reparto decidió seguir con su ruta establecida, desnudando la visión de aquella acera enfrente mía.

Allí estaba el kiosko de la ONCE y allí estaba Antonio, inmóvil, esparándome.

Bajé de la furgoneta, crucé la calle por donde no debía, a punto de patinar y de dar asombroso espectáculo de agua y de color, amarillo, claro está, en mitad de la calzada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 5.

 

“Macho, perdona, no te había visto, llevo un rato dentro de la furgoneta, pero con el camión de la cocacola ahí delante mismo, pensé que estarías aún en El Mario…¡joder, como está lloviendo!....¿qué hacemos?, ¿nos vamos para la dependencia?

¿Antonio?

Encogido, apoyado en la barandilla del kiosko, la cara desencajada, encorvado hacia a delante, no me gustó ni un pelo su aspecto.

Antonio, ¿estás bien?....¿Antonio?

Un trueno retumbó en toda la plaza, mientras la lluvia arreciaba aporreando el suelo con fuerza, mientras las aceras se despoblaban con increíble rapidez de la gente refugiándose bajo las cornisas y en los soportales.

¿Antonio?

Cayó sobre mí en un abrazo angustioso, no pude comprender nada, sus ojos frente a mis ojos se abrían desorbitadamente intentando llegar con la mirada aterrorizada. Saltó la cremallera de la Parka cuando caímos al suelo, el miedo me paralizaba las piernas, mientras mi mandíbula tiritaba loca, presa del pánico. Me estaba ahogando. Su cara junto a mi cara, derrotados como dos peces estertóreos sobre los charcos.

Conseguí liberarme, pero ya había muerto. Su mano apretando mi mano en un dolor desconocido hasta entonces.

 

¿Alicia?...¿Estás ahí, Alicia?

Se levantó el viento helado de muerte. Mi nuca se erizó hasta sentir el pánico, mientras un escalofrío recorría todo mi cuerpo.

“BOBI, BOBI, escóndelo….escóndelo”….”BOBI, cariño….”

¿Alicia?????? Mis ojos estallaron a llorar, mi boca se abrió grotesca, mientras de mis labios, sólo gemían palabras, ininteligibles balbuceos.

 

¡Alicia...estás ahí? ….

 

 

Arrodillado, angustiosamente sólo, abandonado y tirado en mitad de aquella calle de mierda, mis dedos agarrotados aferrados por aquellas manos de aquel muerto.

En un titánico esfuerzo conseguí liberarme y zafarme de aquella caricia gélida y yerma, llevando entre mis dedos un pequeño papel, varias veces doblado, como en un mensaje postrero, un epitafio de muerte, una maldición fría y eterna.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Capitulo sexto.

Recuperé el sentido en la ambulancia, Antonio había muerto, caí al vacío, mientras los ecos de millones de avispas agujereaban mis brazos .

 

………………….

 

Se fue usted a cinco de mínima. Estuvo en la línea de fuga, ¿se encuentra bien?,….¿cómo se llama?

Elios …. Elios sin hache, ¿dónde está Alicia?....¿está bien ….le ha pasado algo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo séptimo.

Recogí mi ropa y anudé la bolsa. Alguien del sindicato me había traído ropa límpia, de trabajo, pero límpia.

ONCE días, once en el hospital. Me había derrumbado, estuve a punto de morir por un puto choque anafiláctico. No tengo ni puta idea de lo que es, pero me había dejado hecho polvo.

Bajé todo el pueblo paseando despacio, no existían las prisas. Iría a casa, el gato posiblemente habría muerto de hambre o de frio, mi cabeza estaba muy confundida….

 

Alicia…¿por qué, Alicia….. por qué?

 

Compré el pan en La Piña y seguí bajando hasta casi la estación, saqué la llave, como siempre en el bolsillo equivocado, abrí y subí por las escaleras, como sin querer llegar. Desde el segundo piso sentí  a Zruspas, llamándome poseído de una extraña mezcla de emoción, alegría y seguramente hambre.

 

Ron, ron. Ron, ron.

Mi gato me ronronea,

Sé que ha perdido algo,

Quizás mi ovillo

en la azotea.

 

Alicia. 1976-2004.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo octavo.

Sé que estás ahí, el Libro está en tus manos, no puedes dejar de leerme, has caído en la Trampa, ya no puedes dejarme.

Comienzas a darte cuenta de que tu destino también está ligado a esta historia, pronto, quizás aprezcas tú mismo, tu personaje, porque sí.

Formas parte de esta Historia, todos formamos parte de Ella, queramos o no, pero no te preocupes, aunque aún no lo sepas, serás ´TÚ quien decida nuestro final.

Puedes dejarme, pero tarde o temprano volverás junto a mí, en donde me dejaste.

Tu Destino está cosido con Hilo Eterno a mi Destino, pronto lo sabrás.

 

 

 

 

 

 

Capítulo nueve.

“La crisis de Oriente Medio está llegando a su punto culminante, ayer un grupo armado entró ……..” la televisión olvidada, encendida en el salón, mientras me preparaba algo rápido para comer, una cerveza fría de lata, mientras la cafetera comenzaba a silbar y la estancia se inundaba de ese precioso aroma a café recién hecho.

Me había levantado tarde ¡y tan tarde! Estaban dando las noticias en el telediario y yo aún no me había ni tan siquiera quitado las legañas.

Aparté al gato del sofá y acerqué la mesita baja. Me quité las zapatillas…..

 

 

VOLVERÁ A CONTINUAR…. (Nota:  fechado en agosto del 2012..... El Libro completo está editado y publicado. 2014. )

 

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15 agosto 2012 3 15 /08 /agosto /2012 01:29

Es una lástima no poder seguir caminando, habíamos llegado hasta aquí con la intención de ver el pueblo desde el punto más  alto, pero siempre ocurría lo mismo: alambradas.

 

Recuerdo… cuando fui niño… los paseos por el campo: Salías de casa, caminabas “hacia afuera” un par de cientos de metros y enseguida estabas rodeado de cardos borriqueros, floripondios amarillos, malvas, morados y sobre todo amapolas, amapolas y espigas, muchas espigas.

El campo parecía eterno, desde la Carretera hacia la Via del Tren y la charca de las Ranas, desde la Muralla del Cuartel hasta el Colegio Nuevo, en el mismo borde del Barrio, verde, siempre verde, incluso en invierno, aunque a veces ribeteado por montículos de cascotes y escombros, que nadie sabe cuando ni en que hora depositaban oscuras figuras en la impunidad de la noche. Jugábamos a arrancarlas, las espigas, claro,  y tras ensalivar un poquillo la punta para que cogiera mas fuerza las lanzábamos cuales dardos o flechas, que se clavaban en los puntos de aquellos jerseys de lana de colores, jerseys siempre hechos a mano por alguna tía o abuela, regalados por su cumpleaños o quizás en los reyes de algún invierno pobre en recursos.

Los cabellos largos y lacios, ondeando al viento de la primavera, en carrera alocada los latidos de la pubertad, su pelo sedoso, destino privilegiado para reposar aquellas espigas, pretexto maravilloso y premeditado para ser acariciados por aquellas mis manos, ávidas de cariño, latentes mis primeros años de niño intentando jugar a ser hombre. Niño que despierta al amor, por vez primera.

 

Aquellos atardeceres de invierno, sentados juntos, acurrucados sobre el suelo, por detrás de Los Soportales, compartiendo un cigarrillo a escondidas, con la mirada clavada en aquellos ojos de color miel, la mano sujetando cálida su mano, paseando, roto el tiempo, por Los Pinos, cerca de la Casa de Abuela, con aquel penetrante olor a pinocha mojada, embriagador siempre al mezclarse con el olor de su blusa, prendados del momento, felizmente idiotizados, se nos echaba encima la noche, mientras dibujábamos mas que grabamos nuestros primeros corazones en aquel tosco muro de yeso y piedra.

 

Las mañanas de novillos, con alguna falta justificada, con la firma siempre falsificada, escondiéndonos por detrás del Mercado, La Libertad, su nombre, mi nombre, coloreados en su carpeta, en su block, en una doblez de los cuadros de su falda….es tarde, mi madre me va a matar…vámonos corriendo, que no te vean, hasta mañana en la puerta del Aula, porque vendrás, dime que vendrás.

 

 

Subo por la Cuesta tras ellos, casi 40 años pasados, sé que no es el mismo lugar, pero no importa, los miro con infinito cariño, son mis hijos, despertando a la Vida, la Historia se repite, la misma Sangre pero en diferentes Venas. Estamos casi arriba, Camino de San Martín, prisionera senda encorsetada de alambre, no hay opción para la Libertad de aquel camino prisionero, siempre La Alambrada, que nos impide llegar. Todo ha cambiado, nada llega a ningún lugar excepto El Viento.

Miro a mis Hijos, dos niños intentando jugar a ser Hombres, demostrando a su padre su coraje y fortaleza en aquella cuesta que me revienta y jadea. Sólo hay escombros, montones de gris escombro en aquél camino de cautiva vereda, seguimos caminando con la esperanza ciega de alcanzar una mancha de pino, de color bello y verde, naufraga isla entre tanta naturaleza muerta.

 

Suena un móvil…..baja la voz….da unos pasos y se aleja, el otro, cómplice, se aparta y con repentino interés una charla cualquiera me plantea. Sonrío, ahora yo soy aquel mi Padre y ellos Yo niño cuando empecé a ser mayor a mi manera. ¡Tanto tiempo ha pasado!

 

Se corta el móvil, de nuevo otra vez suena, camina, errante los pasos, levanta las alas y vuela, vuela feliz a ras de suelo, arrastrando errática la puntera, zapatilla maquillada de polvo de aquel camino, de polvo de un camino cualquiera. Cruzo mi mirada con la suya puedo reconocer en sus ojos aquel brillo primero de aquella primavera, Luz cargada de Ilusión, podría ser Amor, Cariño o simplemente mi Primera Primavera, sé que es Ella, la que  llama junto a Su Puerta, se me llenan los ojos de lágrimas, mezclando mi Ayer y su Hoy de la misma manera……

Pero ¿dónde están las amapolas? para que guardarlas en el libro pueda, sus hojas rojas sobre papel blanco, en sus primeros días de Becker, Larra, Espronceda….

 

Retornamos nuestros pasos, el Pueblo Ciudad sobre el Valle sestea, horizontes de tejados, interminables de casas, su pulso acelera. Calla el teléfono, inspira recio el aire, ¡con qué poquito se gana la Felicidad! Mientras el ritmo acelera.

 

Me marcho, nos despedimos, el pequeño de los dos me invita, me lleva, iremos mas tarde a buscar a mamá, mientras La Libertad vuela hacia La Biblioteca.

 

De improviso todas las alambradas se disuelven, como ilusión quimera. Se atusa el pelo, se coloca la camiseta, se limpia las zapas del polvo del camino, me mira reflejado en la sombra de mis gafas, sonríe y con un hasta luego me regala dos besos y vuela, Vuela.

 

Sonrio yo también, recordando mis Soportales, la espalda de la Plaza Nueva, los paseos por la Muralla del Cuartel, el olor de las acacias, de las rosas, robadas de aquel parque, de la lluvia de agosto que empapaba la tierra, el perfume de la espiga mojada, tantas cosas que ahora regresan…. Todo ha cambiado y tanto…….pero no hay alambrada que con esto pueda.

 

Oye, que…..no te entretengas mucho, a las ocho en la esquina de La Escuela.

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