Menuda mierda de día que habíamos elegido para ir de lucios. Toda la semana preparando con ilusión de chiquillos aquella salida al García de Sola y nos habíamos lucido con el día, de verdad tengo que decir que de haberlo sabido ….¡venga seamos sinceros: habríamos venido igual!
Y es que la Pesca es un maldito veneno que corre por tus venas, que aunque sabes que puede resultar “perjudicial para tu salud” no puedes pasar sin darle “unas caladitas” aunque sea en una espantosa mañana del mes de Febrero.
El camino, ¡qué os voy a contar!: Comenzó con niebla, ya en Alcorcón, siguió en Talavera, más niebla en Alcaudete de la Jara y cómo no, en Cijara ( aquí, la niebla terminó por acojonar-nos y circular en segunda hasta que traspasamos el Portillo). Luego, bajando hacia Castilblanco, estuvimos a punto de hacer vuelo sin motor, pues no se distinguían los perfiles del puente. Herrera del Duque, ( ¡que-te pasas el desvío! ) para llegar lo más seguro (y despacio posible) hasta Peloche.
Al bajarnos del coche, fue cuando nos dimos cuenta que se habían fundido los antinieblas (¡nos ha jodido…. Ya decía yo que no se veía ná-de-ná!). Bueno, lo importante es que estábamos en el Pueblo y a pie de pantano.
Decidimos Steel y yo tomar-nos un cafetito y por qué no, unos chupitos de hierbas que hicieran reaccionar nuestros congelados cuerpos.
Steel, era un amiguete pescador, que conocí hace tiempo en los foros de pesca, buen pescador de lucios, como buen escocés, aunque el solía decir que “lo que mejor se le daba en su país eran pescar los salmones y las merluzas al tiempo”.
El mesón estaba muy guapamente decorado, como establecimiento de zona de caza mayor que era, con trofeos de ciervos, corzos, jabalíes y algún bicho-raro que no acertamos a describir y que el graciosillo del escocés bautizó como “angelu-itos”, en referencia a mi persona y al vaticinio de que habríamos de regresar allí de nuevo para verlos “a la hora del angelus”, porque él, personaje materialista y hombre de poca fe, esperaba que la mañana fuera desalentadora en cuanto al frio, a la lluvia y a la niebla.
Antes de partir (y por dos veces) tuvimos que regresar al interior de la tasca, debido al chaparrón considerable que nos descargaba. Así y entre chupito y chupito, nos conjuramos para volver junto a las cabezas-amigas al mediodía para agasajar-nos con unos zarajitos, unas mollejitas o unas sugestivas setas de pueblo con jamón.
¡Qué manera de caminar … a paso trotón, con la lluvia fina golpeando nuestros chubasqueros del decathlón ! … ¡Yo creo que la energía de los chupitos de orujo nos hacía invulnerables!, así que entre risas y cachondeítos en spanglish, llegamos hasta la zona guapa de los cortados, en donde comenzamos a lanzar nuestros artificiales, coincidiendo con el cese del chaparrón y la invasión neblinosa de nuevo.
Acuchillando la orilla, uno detrás del otro, fuimos disfrutando de la pesca, que no de las picadas, el jodido pelirrojo con su “rapala-Nelsson” bombardeando Reculas-Invencibles y yo con mis spinners con “falditas” que no pescaban lucios pero que parecían escoceses esmirriaus. Nos lo pasamos de muerte, pero a eso de las doce, sonó la alarma del reloj del Mac-huevos este y no sé que huevos hizo … que se le cayó la caña y rompió el puntal.
La mirada que le clavé le tiñó el pelo de azul. “Que no brother, que no hice roto aposta, que no por Good, que sido sin no querer”.
Al principio me mosqueé un mazo, pegándome un bajón de carallo, pero cuando pude estar cerca de él, me di cuenta que “decía verdad”, que no había sido un absurdo pretexto para volver hasta el Baretou ( que por cierto estaba a freir puñetas )
Y a freir puñetas volvimos. Cambiados de ropa, sequitos y con caña de repuesto del coche, decidimos “reconciliarnos” y “olvidar mal-rollo de rota caña”, almorzar y mientras se iba marchando la tormenta ponernos a gustito con aquellas raciones “tán güenas y sabrosas de pueblo”.
Las tres y por la puerta salimos, no nos entró ni el café. El vino españo-cáceres very güeno, decía el Mac puto este con su caña nueva (que por cierto, era mía, haber si rompes también ésta jodío), mientras caminábamos, esta vez más pausadamente, en dirección a los cortados, aún con el saborcillo de las setas con jamón en los huequillos de las muelas. (Se me olvidó coger un palillo, mecachis).
Comenzamos a pescar, al principio juntos, pero pronto el pelo-cobre se fue rezagando con la escusa de “plantar un faro” en la niebla. Así que ya no le volví a ver hasta el final, ya que me encontraba muy a gustito ( sería el vinillo, me habían dicho que pescara con vinilos y no con vinillo de pitarra, joooo, qué malo).
Me fui hacia delante, lanzando en cada zona que presentía, una y otra vez, con una energía desconocida hasta entonces, lanzando y lanzando, el colega-vinagre cada vez más lejos, incluso desaparecido en combate. Hasta que me detuve al llegar a una pequeña recula. La niebla era densa, muy densa, no se veía un pimiento …. Y yo, con mi globito. ¡No sabía que me estaba pasando! Me encontraba muy a gusto, de verdad, todo era muy extraño, pero que muy extraño, de pronto, ¡todo dio vueltas y vueltas y me pegué un tarugazo de cojón de mico! …
…...(Fffffffffuuuffff …. Ya se estába pasando … fffuuuuffff …. Qué malito que me he puesto) … me incorporé y noté (por fín) que había metido “una pata en el agua”, así que decidí, dar de nuevo la vuelta, que estaba yo muy raaaaaro. Me había cogido un colocón de Lago Ness.
Al rodear la primera roca, no … no podía ser … En la siguiente punta de piedra había alguien llamándome a grito pelao, haciendo aspas con los brazos. Algo me dijo de seguir a ver “qué pasaba” no fuera ser algún accidentado o algo así, así que para allí que me fui, pero a mitad de camino escuché un grito: “Aquí, aquí” para desaparecer ipso-facto. No podía ser, pero a mi me había parecido un melenas con faldas, “un gans and rouses” de esos, pero ¿qué hacía semejante elemento en aquella tarde de niebla en mitad de la nada?.
Al llegar a la zona que me había señalado aquél indígena … no había nadie, había volado. A derecha … a la izquierda … nadie. Tengo que decir que me quedé ano-na-dado, incluso busqué alguna cámara oculta, pero … nada. Así que, encendí un cigarrito y lancé mi cucharilla ... ¡claaaaaro … por lanzar!
Sí, … un lucio. ¿cómo lo sabíais, os lo he contado ya antes?. Pues sí, saqué mi primer lucio y me cambió la cara. Continué hacia delante y al doblar la zona de los árboles “Aquí, aquí ” otra vez el maromo ese con faldas a cuadros, que llevaba una mochila y unas cañas muy cortitas … no sabía decirlo bien, porque estaba algo lejos. Anduve hacia la zona señalada y al girar tras el eucalipto: (Sí, lo sé… no estaba). ¿Os lo imaginais? ...Lancé mi cucharilla y …..
Sí … otro lucio. (de verdad, era para alucinar, pero era real, porque me pellizqué en los pantalones mojados y pillé chicha … y eso duele).
Volví a la carga, persiguiendo a aquel fantoche, pero siempre lo mismo …. Poco a poco fui completando mis observaciones sobre aquel Gaitero Escocés Fantasma: me marcaba el sitio, como un perrillo de caza para luego desaparecer. Así que para allí que me iba yo, para lanzar y sacar otro luciete, que bueno, no es que fueran muy grandes, pero que iba cargado con docena y media de lucios ( haaalaaaa, … te has pasao) y ya mi espalda comenzaba a acusar el peso sobre ella.
Cada vez que giraba una esquina del pantano “aquíii, aquíiii” y para allá que me iba. Lanzaba mi cañita y …. ¡plás … otro lucio!
Ya empezaba a estar un poco-bastante hecho-polvo, así que le di mil-millones de gracias al simpático-faldón y regresé hacia el coche, muy cansado, pero también algo más lúcido.
A mitad de camino, casi tropecé con mi compañero Steel, con unos pelos de loco que parecía salido de una pelea de zarigüeyas. Los ojos los tenía moraos (de tanto sufrir, digo yo) y con una pinta de haber corrido un par de cientos de maratones.
La puntilla le cayó cuando vio el muestrario de lucios que colgaba a mis espaldas:
“Brother … qué mal me han caído las setas … llevo toda tarde alucinando. España tiene setas muy raras… no se-yo, en Escocia ya pasó a mí una ves ...no lo entiendo … otra vez Gaiterou … ¿es que tú también viste gaiterou? ”….
Me hice el loco y aprovechando mi momento de gloria le dije: “Pero Steel, ¿ es que no has pescado nada, ná-de-ná?
“Calla, calla, no decirte tú, que Yo pilled un pedo muy raro … ¡Lleva toda la tarde persiguiendo-me a mí, un gaiterou escocés de mi pueblo, que me dice “paga Joputa… que otra vez te fuíste del Baretou sin pagarrrr…. ”
“Claro, claro, eso te pasa por Mc jeta, si es que te tienen fichado, anda vámonos para la City, antes que vuelva el Jonny Walker ese y me toque a mí soltar la Money (de nuevo).
Las setas…. Seguro que había alguna rara entre ellas , yo creo que sí … que eran raras …. Muy raaaaaaras. La próxima vez pediremos unos bartolillos ….